Morir matando -como suele ocurrir en las aguerridas peleas de gallos- es una disyuntiva que ya se plantearon las dirigencias de los partidos de la alianza opositora que postula a Xóchitl Gálvez para la presidencia, ante los resultados adversos que deja ver esa candidatura en la mayor parte de las encuestas y en el promedio de estas.

Al interior de la triada PRI-PAN -PRD se han barajado varios escenarios estratégicos de hasta dónde podrían llegar las maniobras para impedir la ya tan cantada victoria de Claudia Sheinbaum.

Incluso en el cuarto de guerra de la candidata de la 4T se preguntan si la derecha (que históricamente ha sido capaz de cometer todo tipo de temeridades) ya soltó todas sus bombas o aún tiene guardadas algunas más.

En la cancha del frente Fuerza y Corazón por México hay versiones de que un primer paso será demandar la anulación de los comicios del próximo 2 de junio alegando dos causales: 1. Lo que, a su juicio, ha sido la intromisión de AMLO en el proceso electoral; y 2. Un exceso de gastos de campaña de Morena en cinco por ciento más del monto total autorizado por el INE.

Otra de las líneas estratégicas que aplican y perfeccionan, es la de fortalecer la narrativa del miedo a partir de hechos que se exageran o de plano tergiversan: el imperio del narco, la inseguridad, los homicidios, la violencia electoral y la violencia social.

En esa lógica debe insertarse la presentación que hizo el pasado jueves 9 de mayo, el priista Rubén Moreira de un mapa de riesgos para las elecciones en el que, extrañamente, no aparecen localidades de dos de los estados más violentos del país: Aguascalientes, gobernado por el tricolor, y Guanajuato, gobernado por su socio el PAN.

Ese mismo día, la secretaria general de Acción Nacional, Noemí Luna Ayala habló de que en el país se cometen dos hechos violentos por día, que en este proceso electoral 35 candidatos han sido asesinados, 127 han sido víctimas de violencia, 72 han recibido amenazas y uno, el candidato aliancista al gobierno de Puebla, Eduardo Rivera, fue víctima de un allanamiento.

Tres días antes, el lunes 6 de mayo, el secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Ramón Castro se refirió a la desaparición del obispo emérito de Chilpancingo, Salvador Rangel y aseguró que el hecho fue aprovechado por “ya saben quién” para enviar “una fábrica de bots”, cuya misión es “darle con todo para que la iglesia pierda autoridad moral”.

En política no hay casualidades y menos coincidencia, de ahí que pueda inferirse que la intención de mostrar un escenario distópico resultado de la 4T, incluya el raro descarrilamiento del Tren Maya (26 de marzo), el incendio en la refinería de Cadereyta (19 de febrero), explosión en las instalaciones petroleras de Salina Cruz veinte minutos después de una visita de AMLO (19 de febrero), el asesinato de Gisela Gaytán, candidata de Morena a la alcaldía de Celaya, Guanajuato (12 de abril) y el extraño atentado sufrido por la candidata aliancista a la alcaldía de Cuauhtémoc (12 de mayo), el mismo día en que se llevó a cabo el tercer y último debate chilango que el aspirante del PRIAN, Santiago Taboada, inició precisamente con ese asunto.

La oposición aliancista ha medrado con los muertos y los desaparecidos. ¿Qué sigue? Quienes conocen de cerca a Alejandro Moreno, a Marko Cortés y a Jesús Zambrano, saben que ante lo que les viene el próximo 2 de junio, están dispuestos a todo. Saben que PRI, PAN y PRD tienen un futuro sin regreso inmediato. Por ello no es aventurado considerar que antes del domingo de elecciones, escalarán lo más que puedan la violencia y/o el discurso de la violencia.

Un recuento de los días que sí vivimos en peligro

Hace 30 años, estábamos por ir a las urnas muertos de miedo.

La violencia del narco había irrumpido en la escena política con el asesinato de un cardenal de la iglesia católica, un grupo de indígenas chiapanecos iniciaba un levantamiento armado y la élite gobernante se disputaba el poder con una ferocidad y ambición que desembocó en el magnicidio de un candidato presidencial.

Mientras, el desempeño económico del país se fracturaba hasta colapsar con el “error de diciembre” de 1994, lo que no solo impidió el ingreso de México al primer mundo -tan prometido por el tecnocrático PRI de Salinas y sus aliados panistas-, sino que hundió a la economía con una caída del PIB de 5.6%.

La actualidad mexicana en vísperas electorales, por compleja y difícil que sea en los días que transcurren, no se asemeja en nada, ni tantito, a la realidad de aquellos tiempos en que realmente vivimos en peligro.

Seis años después, en 2000, la expectativa de cambió la capitalizó Vicente Fox, un ranchero ramplón, pero carismático al que su chabacanería le impidió aprovechar el ánimo democrático que animaba al país y lo llevó a dilapidar el bono de apoyo popular con que ganó la Presidencia y que le hubiera permitido hacer el cambio político requerido. Acogido por el PAN, prometió echar de Los Pinos al PRI y lo consiguió, paradójicamente, con la ayuda del PRI que había abjurado de sus principios fundacionales para conformar, con Acción Nacional, lo que claramente es hoy el PRIAN que postula para la presidencia a Xóchitl Gálvez.

El natural compromiso de Fox de darle continuidad a su partido y al neoliberalismo, hizo que se obsesionara con quien era su antípoda, el entonces jefe de gobierno del D.F., Andrés Manuel López Obrador, quien todavía desde el PRD, concitaba a los grupos de izquierda que, en 1988, representados por Cuauhtémoc Cárdenas, fueron despojados de la victoria en la elección presidencial.

Esas fuerzas políticas, hace 18 años, postularon a AMLO, un candidato contestatario y competitivo. Por el lado del PAN, Felipe Calderón había logrado arrebatarle a Fox la postulación de su preferido, Santiago Creel. Pero el arranque de la campaña fue tal desastre que Calderón dio un golpe de timón hacia la “guerra sucia”: los video escándalos, la manipulación del parón electoral por una empresa del cuñado del candidato panista, el desafuero de López Obrador por presunto desacato y la campaña del “peligro para México”. Se advertía en ello la preparación de un fraude electoral que finalmente convalidó el Tribunal Electoral al declarar el triunfo de Calderón por una diferencia de 0.58% de los votos (234 mil), sin que se aceptar el recuento de los votos.

Fueron aquellos, días de confrontación política, de riesgos de escenarios diversos de crisis de constitucionalidad, de riesgos de ingobernabilidad y de reaparición de los peligrosos fantasmas del pasado por la obsesiva animadversión hacia AMLO y su candidatura presidencial de Fox, la campaña de Calderón y las élites gobernantes.

Hace doce años íbamos a las urnas con el país sumergido en un baño de sangre con el disparo de los homicidios dolosos de ocho mil 867 en 2007 a 27 mil 213 en 2012, un total en seis años de 121 mil 613, saldo de la “guerra contra el narcotráfico” declarada por Calderón. A ese miedo se volvieron a sumar los de la narrativa de lodo contra López Obrador y la intensiva compra de votos que en 2012 regresó al PRI al poder otros seis años.

Nuestro hoy de innegable violencia e inseguridad no es más grave que aquello ayeres de hace seis años. Violencia e inseguridad son asignaturas pendientes de este gobierno que emprendió AMLO hace seis años y que, cierto es, ha acumulado hasta abril de este año 181 mil 862 homicidios dolosos, el mayor número que nunca, pero ya con una consistente tendencia de disminución durante los últimos tres años: 36 mil 773 en 2020, 35 mil 700 en 2021, 33 mil 287 en 2022 y 29 mil 675 en 2023.

Instantáneas:

1. CALUMNIAR. Ahora resulta que Xóchitl Gálvez llamó narcocandidata a Claudia Sheinbaum con base a los señalamientos de un libro que ni siquiera había leído. En entrevista con el programa estelar de análisis política de Televisa, la candidata del frente Fuerza y Corazón por México dijo que los datos que tenía para señalar a Sheinbaum de narcocandidata están en el libro de Anabel Hernández “La historia secreta: AMLO y el cártel de Sinaloa”. Le preguntaron si ya lo había leído y respondió que no. Pero luego dijo que siempre sí, que leyó el ultimo capítulo y que ahí venía todo.

2. DEBATE CHILANGO. ¿Quién ganó el tercer debate chilango? Cuantifiquémoslo en tres aspectos. En ataques: Santiago Taboada le lanzó diez a Clara Brugada, quien le reviró con cinco, mientras que Salomón Chertorivski les repartió tres a sus dos contrincantes. En propuestas de gobierno, el candidato de Movimiento Ciudadano hizo quince, la de Morena y aliados diez y el del PAN-PRI-PRD ocho. En desempeño, Chertorivski, igual que en los dos anteriores debates, fue propositivo, claro y concreto; Brugada un tanto atropellada, pero argumentando bien en su defensa y Taboada agresivo, con un discurso sobrado y arrogante, así como recordando que “elogio en boca propia es deshonroso”. Así que, cuantitativamente, Taboada ganó en ataques, Chertorivski en propuestas y Brugada en desempeño. La andanada de ataques, como siempre, fue lo que más llamó la atención. Taboada no tuvo respuesta a la acusación hecha por Brugada de que un exjefe policiaco capitalino, acusado de abuso sexual, quedó integrado a la coordinación de su campaña, mientras que el candidato del PAN-PRI-PRD aseguró que el “verdadero cártel inmobiliario” está encabezado por ella y AMLO, a lo que la morenista reiteró que es panismo el verdadero beneficiario de un negocio que les deja más de siete mil millones de pesos.

3. LA DISPUTA POR CUAUHTÉMOC. Ale Rojo de la Vega, la candidata frentista a la alcaldía de Cuauhtémoc se enfrenta a lo que ha llamado “el MONREALEATO” que dirige Ricardo Monreal, quien impuso a su hija como candidata en una negociación interna y ahora la quiere imponer al frente de la alcaldía Cuauhtémoc. Rojo De la Vega luego de denunciar y demostrar los escándalos de corrupción de los Monreal, sufrió un atentado a balazos el pasado sábado y la Fiscalía de la CDMX pareciera más interesada en ayudar a escapar a los culpables que en encontrarlos, circularon un video de una casa privada en redes sociales, para desvirtuar el intento de asesinato mostrando sólo un ángulo, pero dicen que las del Metro donde se les pudieran ver la cara a los delincuentes no, porque no servían, que casualidad, y las del C5 tampoco ¿las habrán borrado? Queda una pregunta en aire, ¿la Fiscalía está intentando influir en las elecciones?, ¿trabaja para los ciudadanos de la ciudad o para quién están trabajando?

4. LA RESPUESTA DE MONREAL. La alcaldía Cuauhtémoc de la CDMX es la joya de la corona, por ser en corazón de la capital, de ahí que la elección de quien la encabece es de suma importancia política. En esa demarcación, la candidata de Morena, Caty Monreal, ha hecho un buen trabajo territorial, tocando puertas y escuchando a la gente, por lo que durante la campaña ya ha recorrido cinco veces las 33 colonias de la alcaldía. Así, a dos semanas de que terminen las campañas, se encuentra al frente de la mayoría de las encuestas, con hasta 10 puntos de ventaja por encima de la candidata de la coalición PAN PRI PRD Alessandra Rojo. De los estudios que se han levantado, las encuestadoras Mitofsky y Demoscopia realizaron su encuesta con urna simulada. Mitofsky coloca a Caty Monreal con 46.6%, y a la Rojo de la Vega con 37.2%, mientras que Demoscopia Digital da a la morenista 42.5%, y a la del PRI PAN PRD 30.1%.

5. MALTRATO ANIMAL. El candidato a senador por Guerrero, Felix Salgado Macedonio abrió el año pasado el refugio para perros rescatados de las calles "Perritos Felices", un espacio ecológico y ambientalista con capacidad para 200 perros, que tienen atención de médicos veterinarios, alberca, parque de juegos y hasta un área de televisión, y donde son rehabilitados y esterilizados para darse en adopción. Esta es una faceta poco conocida del polémico político guerrerense.

@RaulRodriguezC

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